En Moraduix.com estamos muy contentos de poder contar con la colaboración de Fonso Piñeiro, licenciado en CCAFYD y director técnico del club natación Voltor. Durante las próximas cuatro semanas , Fonso nos hablara de la importancia del medio acuático en el desarrollo cognitivo, físico y social de los niñ@s y de la dimensión educativa que se puede alcanzar en el medio.
DESARROLLO PSICOMOTOR EN RELACIÓN AL MEDIO ACUÁTICO
Durante el Primer año:
Primeros 6 meses:
La mayoría de la población de bebés de menos de seis meses no acuden a la piscina, pero desde que pierde el cordón umbilical se les realiza el baño corporal completo, pudiéndose llevar a cabo todo un Programa de Estimulación Psicomotriz Temprana en la bañera como preparación a la futura incorporación a las actividades en la piscina. El inicio de estas actividades es una cuestión de circunstancias (familiares, medioambientales, infraestructurales, etc,), que favorecerán la pronta Iniciación ( sobre los dos meses) y que exigen unas condiciones ambientales estables, seguras y adecuadas al bebe, quien deberá estar en buen estado de salud. Es normal ver, en la playa y otros lugares donde la naturaleza ofrece el contacto con el agua, a niñ@s de 3 a 6 meses dándose un baño con sus progenitores.
El pequeño que se inicia en estos primeros meses se caracteriza por:
A través del material (planchas), como contacto indirecto con el medio, permanece tumbado en decúbito supino o prono, de forma indiferente como si estuviera en la cuna, pero con una mayor estimulación kinestésico-táctil por la sensación del agua a una temperatura placentera. Podrá realizar elevaciones del tronco y cabeza, giros, pataleo y otros movimientos espontáneos, gracias al apoyo que dispone, pero con cierta inestabilidad. Se le puede facilitar el agarre y posterior exploración de aquellos objetos que se le pongan al alcance, De forma indirecta se puede utilizar también otro tipo de material pedagógico adecuado
La manera más natural de introducir al alumn@ en el agua es sujeto por su madre, padre o tutor y/o el monitor, ya sea por las axilas (en posición vertical) o en posición tumbado tanto en decúbito supino (boca arriba, dorsal) o prono (boca abajo, ventral), con una o ambas manos, incluso abrazándolo como si lo meciéramos.
Casi todo el Proceso Educativo se basa en la estimulación constante de múltiples variaciones con diferentes apoyos y agarres, que provoquen la búsqueda del equilibrio por parte del niñ@, de una manera suave, gradual y natural. Si l@ dejáramos solit@ sin ayuda o apoyo alguno, reaccionaría de forma instintiva tratando de sobrevivir con los reflejos innatos (respiratorio, enderezamiento cervical, movimientos de flexoextensión generalizados), que dispone de forma global, en lo que hemos denominado Reflejo Subacuático o de buceo. Con algunas inmersiones propuestas al bebe, éste aprende a desplazarse sumergido bajo el agua con cierta libertad.
Bebé de 6 meses hasta los 12 meses:
Con ést@s pequeñ@s sabemos que su incorporación a las actividades acuáticas está siendo más demandada en nuestra sociedad, la cual puede ofrecer mejores instalaciones, ya no sólo privadas, con una aceptación cada vez mayor, como avance cultural.
L@s bebés de estas edades se caracterizan por:
Igualmente que en los anteriores, su desarrollo motor terrestre se puede estimular en el agua a través del material accesorio específico de estos grupos de edades (las tumbonas, colchonetas o planchas), donde los más pequeños seguirán en posición horizontal y los nenes cercanos al año juegan gateando y/o tratando de alcanzar algún objeto, no sólo entregado o mostrado, sino por él percibido y que les atraiga, al igual que pueden permanecer sentados e incluso incorporarse y andar cogidos de la mano, mostrando sus habilidades motrices con cierto recelo por la referida inestabilidad del material.
En cuanto a encontrase sujetos por un adulto, sabemos la importancia de mantener un contacto visual y kinestésico-táctil global de manera segura, relajada y transmitiendo cariño y amor hacia ell@s. Con maniobras lentas, repetitivas, con suavidad y con toda naturalidad, sin sobresaltos, el niño disfruta de la adquisición de las habilidades motrices acuáticas básicas, de forma progresiva, pasando de las respuestas reflejas a las conductas acuáticas elementales como son la flotación, desplazamientos con movimientos espontáneos y giros sobre el eje longitudinal, que en un principio necesitan de la estimulación dirigida, para luego hacerse de forma voluntaria. Incluso al final del año se lanzan al agua
De 13 a 24 meses
Lo más característico de este periodo es la pérdida de los reflejos, así como la consolidación de la respiración voluntaria o control respiratorio.
En cuanto a su desarrollo motor terrestre se manifiesta en las actividades lúdicas previas a la intervención en el medio acuático.
Como "Conductas Motrices Acuáticas Básicas el niño adquiere:
-Control postura! o Equilibrio claramente definido y voluntario, tanto en posición dorsal como ventral. Destacando que en posición vertical necesita la ayuda del material o educadores para mantenerse y siendo utilizada como descanso de manera natural.
-Giros sobre el eje longitudinal de manera voluntaria.
-La habilidad de realizar inmersiones voluntarias y desplazarse libremente bajo el agua: buceo,
- Se siguen manifestando movimientos espontáneos globales.
Tanto con la utilización del material pedagógico (Indirecto), así como con la ayuda y participación de padres y educadores (Directo). Y por si mismo en aquellas piscinas donde tienen pie, se desarrollan numerosas actividades lúdicas que van a favorecer su estimulación psicomotriz terrestre y acuática, por la mutua transferencia, en el medio.
Durante el Tercer año:
El pequeño se caracteriza por la creciente voluntariedad de sus acciones, Le gusta tomar parte y decidir la ejecución de sus actos,
En cuanto a las Conductas Motoras Acuáticas Básicas:
- Destaca un aumento de su control sobre las habilidades mencionadas en el anterior periodo, (Respiratorio, equilibrios, giros, buceo, etc,)
-Aumenta su capacidad de desarrollar movimientos propulsivos globales, disminuyendo la espontaneidad, de forma evidente, en la posición dorsal.
-Aumenta la capacidad de realizar giros sobre el eje transversal.
-Saltos y zambullidas al agua de forma voluntaria
De forma general el nene incrementa su capacidad coordinativa y sensoperceptiva, lo que le permite el desarrollo de más destrezas y habilidades motrices terrestres y acuáticas, que a través del juego, se ponen de manifiesto (búsqueda de objetos en el fondo, lanzamientos y recepciones, obstáculos, etc,)
Fonso Piñeiro.
Licenciado en CCAFYD
Director Técnico Club Natación Voltor